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Del excesivo stock al desabastecimiento en un año.

En los últimos años, el sector de la automoción se ha visto afectado negativamente por diversos motivos.

La nueva normativa para la reducción de emisiones, que ha trastocado toda la gama de vehículos y motorizaciones.

La Pandemia, que supuso, sobre todo en los meses más duros del confinamiento, una drástica reducción de las ventas.

Y ahora, los retrasos en la producción, si no directamente el cierre de fábricas, a causa de la escasez de semiconductores.

En Marzo del 2020, la preocupación era ¿Qué hacemos con los coches en stock?  No sabíamos cuánto iba a durar el confinamiento que cada 15 días se ampliaba. El coste de los vehículos es muy alto. Que se rompa su rotación ante la desaparición de la demanda supone un serio problema financiero para cualquier concesionario.

Un año después tenemos el problema inverso. La demanda, sin haber recuperado los datos prepandemia, sí que se ha estabilizado. Pero nos hemos quedado sin coches para vender. Nuestro stock es una función que tiende a «0» con el paso de los días. No hemos vivido una situación similar, al menos en los 40 años de historia de Alimotor.

Como toda «buena» crisis, se provoca el derrumbe de convicciones que se creían inamovibles. Hasta hace poco, marcas y concesionarios ofertaban grandes descuentos sobre ciertos vehículos primados. Siempre hasta final de mes. Pero la mayoría de los clientes sabían que posiblemente al mes siguiente seguiría la oferta e incluso es posible que mejorara. Y coches nunca faltaban, más bien al contrario.

Hoy la situación es radicalmente diferente. No se puede fabricar todo lo que se necesita entregar. La inflación, no solo la provocada por los semiconductores, y el incremento exponencial de los costes de fabricación (las factorías no trabajan con el volumen para el que están diseñadas), hace que los precios se incrementen y, lo que es lo mismo, se reduzcan progresivamente los descuentos.

Y ¿ hasta cuándo va a durar esta situación? No parece que se vaya a solucionar a corto plazo. Ya se barajan previsiones de que se vuelva a la normalidad en el 2023.  El reciente anuncio de que el tercer mayor puerto marítimo del mundo, en Nongbo-Zhoushan, este de China, ha cesado sus operaciones debido a un brote de Covid, podría tener de nuevo un impacto devastador en la exportación de bienes fuera de Asia.

La pandemia ha transformado nuestra forma de comprar, vender y trabajar. El comercio electrónico ha crecido exponencialmente. Durante meses, fue casi la única forma de comprar y vender para muchas empresas y clientes. El teletrabajo, las reuniones virtuales, planificar nuestras citas, son prácticas que se han generalizado a todos los niveles.

Hoy, en nuestro sector, motivado por la crisis de los componentes electrónicos, tenemos que adaptarnos a una nueva realidad. Hay que planificar las compras siendo conscientes de que el plazo de entrega puede alargarse varios meses. Y en esta situación de oferta inferior a la demanda, cabe esperar que los precios se incrementen progresivamente según evolucione este ratio oferta/demanda. Esperar a ver si al mes siguiente hay una mejor oferta va a ser una mala idea si realmente se necesita adquirir un vehículo.

Si usted va a necesitar un vehículo, le recomendamos que inicie las gestiones inmediatamente. Es muy posible que ni siquiera pueda ver físicamente un modelo similar. Pero podemos configurar y presupuestar el que usted realmente necesite, así como plantear la operación financiera que se adapte a su presupuesto. Podemos firmar el pedido y encargar inmediatamente la fabricación. De esta forma, usted tendrá su vehículo en el plazo de entrega que le comuniquemos en ese momento y, lo que es más importante, con su precio y condiciones aseguradas y protegidas hasta su recepción.

Como comentábamos más arriba, esta nueva crisis va a cambiar la forma de comprar un coche. Pero todo parece indicar que en el futuro este seguirá siendo el modo de adquirir un vehículo. Aunque desaparezcan los problemas de suministro que ahora nos afectan, estamos seguros de que vamos a evolucionar a un modelo de distribución con mucho menos stock en la red. La adaptación tecnológica de la industria del automóvil a los requerimientos medioambientales y la reducción de márgenes no van a permitir el coste que supone mantener un gran stock. Los vehículos cada vez más se parecen a cualquier otro producto tecnológico: van a registrar avances en periodos cortos de tiempo, y va a pesar más el  software y los servicios añadidos ligados a la movilidad.

Está claro que en 4 años vamos a tener más cambios que en los últimos 40. Lo que no cambia es nuestra necesidad de desplazarnos de un lugar a otro. Al menos mientras no se invente la teletransportación que tanto nos fascinaba en la serie Star Trek.